martes, 22 de septiembre de 2009

En la oscuridad

Estaba totalmente a oscuras, no veía nada, un pequeño murmullo casi inaudible. El ambiente estaba enrarecido, se respiraba un aire especial y misterioso, y deseaba ver una pequeña luz y observar lo que ocurría a mi alrededor.

Un haz de luz brotó desde el cielo, iluminando una extraña figura, que poco a poco empieza a moverse, al ritmo de una melodía suave que no sé de donde proviene. Su ritmo es hipnótico, no puedo dejar de mirarlo, y así se mantuvo, con movimientos delicados, acompasados, manteniendo mi atención en todo momento, hasta que la luz desapareció.

Volví a encontrarme en medio de la nada, con ese mismo murmullo que se oía al principio, y estaba empezando a inquietarme.

Otro haz de luz apareció tras de mí. Giré para mirar, pero me cegaba la luz, así que volví a mirar al frente. Esta vez había 2 seres con cuernos, con algo parecido a unas estacas que se elevaban varios metros sobre el suelo visible. Los seres se acercaban despacio, sobre sus 4 patas, y al llegar a la base, se abalanzaron sobre la barra, primero con sus extremidades anteriores, colocándolas cuidadosamente, quedando bien enganchados. Empezaron a trepar, a paso lento, pero seguro, hasta que llegaron al tope superior, una miniplataforma que no era mas grande que la palma de la mano. Apoyaron una de sus patas, y realizaban posturas que rozaban lo irreal, violando incluso la ley de la gravedad, totalmente simétricos el uno con el otro. Apenas podía creerlo, esos seres eran extraordinarios, con una fuerza tremenda.

Después de un rato que a mi me pareció muy corto, con una agilidad inusual para unos seres con su aspecto, saltaron y cayeron sobre sus 4 patas, cual ágil felino, y desaparecieron en las sombras, y la luz también desapareció de nuevo.

Se escuchó el repicar de unas piedras, el leve brillo del saltar de las chispas por el choque, y al instante, un aro de fuego surgió desde la oscuridad, también elevado sobre el suelo. A cierta distancia del aro, se empezaba a distinguir unas leves lucecitas fluorescentes, pequeñas líneas de luz que formaban una especie de esqueleto, pero que no se podía distinguir mucho más en esa inmensa oscuridad. Poco a poco surgieron 3 más, y empezaron a moverse, dar vueltas entre ellas, y finalmente, se lanzaron hacía el aro de fuego, y empezaron a saltarlo, pasando a través de él como si no existiera peligro alguno, con tremenda facilidad, disfrutando de la sensación. Yo lo miraba extasiado, la fuerte convicción que tenían esos seres luminosos que no temían saltar a través del fuego, sin dar ni un paso atrás.

El aro fue apagado, y los seres, aburridos por no tener mayor diversión, se fueron de allí, dejando tras de sí su tenue brillo. Se escuchó otro ruido a mi espalda, y un brillo se veía al fondo del túnel. Me dirigí hacia él, temeroso de lo que podría encontrarme al otro lado, pero con la sensación de haber vivido algo mágico, difícil de repetir, pero con algunas dudas en mi interior. Llegué al fondo del pasillo, pero apenas podía ver, la intensa luz me estaba cegando.

Poco a poco empezaba a adaptarse mi vista a la luz, estaba en un descampado, con carreteras a ambos lados, bastante transitadas. Caminaba junto a mi amigo, y ya no pude contener más mis dudas internas, y no tuve más remedio que preguntarle a mi amigo:

- ¿Pero de que iba la historia del espectáculo del circo? Es que no he entendido ni torta.

2 comentarios:

  1. Fuiste al circo que tenemos aparcado en leon?? jajaja

    No esta mal para empezar en el maravilloso mundo de los relatos... xD

    un abrazo!!

    ResponderEliminar
  2. si, si ke fui
    pense en comentarlo, pero al final me dio por escribir este medio relato, no tiene nada ke ver con el espectaculo del circo ke esta, se me iba ocurriendo
    no es gran cosilla, aber si aprendo, jeje

    un abrazo

    ResponderEliminar