jueves, 24 de octubre de 2019

Decisiones

Todo en nuestra vida gira en torno a la toma de decisiones, ya desde pequeños siempre hay que decidir qué hacer, cómo actuar, cosas que se van aprendiendo a medida que se crece, pero que a pesar de que nuestros padres y nuestro entorno nos educa para afrontar el día a día y tomar las decisiones que se plantean a priori como "correctas", nuestro libre albedrío nos permite tomar decisiones distintas. 

Decidir qué estudiarás, en qué trabajar, tu orientación sexual, tu pareja ideal, tus amigas, tus enemigos; cuanto más crecemos nuestras decisiones se vuelven más importantes, más transcendentales para el desarrollo de nuestra vida, y en consecuencia nos llevan un considerable tiempo evaluar los pros y los contras de cada posibilidad, y en casi cada decisión (no quiero generalizar) hay una variable que siempre se tiene en cuenta, nuestro propio egoísmo. 
Puede que suene mal ya que el egoísmo siempre se ha calificado como un aspecto negativo del carácter humano, pero en mayor o menos medida nuestras decisiones se sustentan en esa base egoísta de nuestro ser. Incluso en las decisiones más altruistas nos mueve el interés personal, no siempre tiene por que ser algo mezquino, pero sigue siendo puro egoísmo. 

Por ejemplo, una persona que le gusta el deporte tiene un trabajo, nada relacionado con ello, y le ofrecen entrenar a un equipo de niños; hay dos decisiones claras, entrenar o no entrenar, y en ambos casos hay fines egoístas. Decide no entrenar, ya que no es compatible con su trabajo y prefiere quedarse en casa, es egoísta por su parte querer quedarse en casa descansando, olvidándose de esos críos que necesitan un entrenador, y que si han recurrido a él a pesar de su trabajo, es porque no tienen más opciones. Por otra parte, decide entrenarlos, tiene que hablar con sus jefes y compañeros para organizarse de la mejor forma posible, sacrifica su tiempo libre para hacerlo, y dentro de esta decisión hay dos posibilidades: cobrar o no cobrar. Decide cobrar, ya que está ofreciendo algo y quiere que se lo recompensen de alguna forma, el gasto de gasolina y tiempo, es una decisión egoísta, lo hace por el dinero. Decide no cobrar, a todas luces parece una obra de caridad digna de admiración, y precisamente eso también se considera un acto egoísta, esa persona busca el bien común para sentirse bien consigo mismo, que simplemente le den las gracias por un esfuerzo que no tenía la obligación de realizar, hace algo esperando algo a cambio: un gracias, un abrazo, la sonrisa de alegría de los niños que han disfrutado del deporte; todas estas cosas son buenas, todo el mundo las considera buenas, pero no quitan que sean para conseguir una finalidad egoísta, nuestra satisfacción personal. Y se demuestra con los dos posibles supuestos: termina el año y le dan las gracias por todo, esa persona se siente bien porque han valorado su esfuerzo, consigue lo que quiere, es egoísta; o sucede que nadie le agradece nada, todo son malas caras y personas desagradecidas que no aprecian su trabajo, lógicamente se siente mal, frustrado, enfadado, triste, porque a pesar de todo eso, no consiguió lo que buscaba, por lo que es un egoísta por no conseguir lo que quiere. 

Al final a todos nos mueve lo mismo, el egoísmo, que como acabo de explicar no siempre es malo, pero es innegable que está ahí, la búsqueda de esa satisfacción personal, material, intelectual, todo eso son formas distintas de decir lo mismo, el egoísmo nos permite avanzar.

domingo, 20 de octubre de 2019

Mi regalo a una amiga

Hacía mucho que no subía ningún dibujo, y menos un retrato, pero hace unas semanas me animé a intentarlo de nuevo y aquí traigo el resultado.

Era un regalo que me había propuesto hacer, a pesar del tiempo que hacía que no dibujaba nada, así que hasta que no se lo he entregado no podía subirlo aquí, se habría fastidiado la sorpresa, aparte de que siempre que es de alguna persona cercana pido permiso para subirlo al blog.

La verdad que estaba bastante nervioso al hacerlo, aparte de que al ser una amiga quiero que el resultado sea perfecto, se unía mis 3 años sin haber hecho ningún retrato, que yo pensaba que sólo habían sido 2, pero ahora lo he podido comprobar, y la falta de práctica siempre pasa factura.
A este primer escollo se le sumó otro, en mi piso nuevo aún no tengo un espacio para dibujar de forma cómoda, así que tuve que pasarme horas con el cuaderno apoyado en mis piernas, comodidad la justa. La verdad es que casi todos los dibujos que he hecho he tenido que hacerlos en esa postura, en mi anterior casa tenía mesa, pero no podía ver el modelo estando apoyado, por lo que al final me tocaba estar sobre la silla apañándome como podía, pero bueno, hay que explicar el contexto.

A pesar de mi falta de práctica, talento y espacio, no ha sido de los dibujos que más tiempo he tardado en hacer, tardé dos días en hacerlo, aunque también es cierto que pude meterle bastantes horas cada día, otras veces he tardado más días pero dedicándoles menos horas, la motivación de que era un regalo para una persona a la que tengo muchísimo cariño, el volver a dibujar tras tantos años, ambas cosas supongo que fueron un aliciente extra para ponerle más empeño.

A diferencia de los retratos de actores, fue bastante difícil escoger, bueno, más bien encontrar, una foto buena, no porque salga mal en ellas, sino porque casi todas las que pude encontrar eran en baja resolución, por lo que perdía detalles a la hora de dibujarlo, me habría gustado haber encontrado una en la que estuviera sonriendo, tiene una sonrisa preciosa y así el dibujo habría sido redondo, pero no encontré mejor foto que la que he dibujado, y ya intenté modificar un pelín el labio para que parezca que sonríe levemente, apenas se percibe, pero tampoco quería hacer un invento extraño y destrozar el dibujo. En parte fue un alivio no poder encontrar una foto de buena calidad sonriendo, si dibujo mal su sonrisa me habría sentido fatal, jajaja.

Pasando a la parte más práctica, el material utilizado ha sido el habitual: dos lápices (2H para perfilado y sombreado, y 2B para el sombreado más oscuro), una goma de borrar, y papel de dibujo que es bastante liso, me gustó el tacto y quería probarlo. No quise probar nada nuevo, ni un nuevo tipo de sombreado, ni estilo de dibujar el pelo o las cejas, solo quería que saliera perfecto, no ha sido así del todo ya que no se llega a parecer tanto como me habría gustado, y se lo di un poco preocupado por si no se reconocía, o encontraba tantos fallos como veía yo, pero fue verla la cara y lo encantada que estaba y se me olvidó todo lo demás.

Aparte de como regalo, quería que sirviera como muestra del cariño que la tengo y de lo agradecido que estoy por todo lo que hace por mi, aunque ella no le de importancia.

Así que aquí dejo el dibujo, y si lees esto, felicidades, y muchas gracias.