viernes, 8 de marzo de 2013

La ira, ¿amiga o enemiga?

En otro de mis arrebatos reflexivos, que al parecer últimamente tengo muchos, os voy a hablar sobre  ese sentimiento que nos hace hervir la sangre hasta tales extremos que te desespera, y no es otro que la ira.

No me refiero a la ira llevada hasta el extremo máximo, sino a los típicos enfados (más o menos fuertes) de la vida, esa cosa que hace que se te cruce el cable, y ya se te nubla la mente.

En mi caso, es algo que me desespera sumamente, es enfadarme, y enfadarme aún más por estar enfadado, es un círculo vicioso

Porque no solo es el mosqueo del momento, es mucho más que eso. Ya que cuando estoy enfadado, se me quitan las ganas de hacer cualquier cosa en la que tuviese interés, cuando intento centrarme en hacer algo, o planificar alguna cosa, se me van las ideas y la motivación para hacerlo, lo cual me molesta, y me enfada también. El despertarte lleno de expectativas, con un par ideas rondando por la cabeza, y que tienes decidido durante el idea intentar llevarlas a cabo, o pensar como llevarlas a cabo al menos, y que por culpa de ese enfado, ya sea infantil, o por algo importante, todas esas ideas y expectativas se van volando, queda transformado en rabia, y que ya no serás capaz de hacer nada provechoso por ello.

No sé si os pasará esto a vosotros, a mi me ocurre muchas veces, lo único positivo que he sacado de mis enfados, si se puede calificar como positivo, es esta pequeña reflexión que acabo de comentar, el resto de ocasiones me ha impedido avanzar, o empezar algo ilusionante, así que para mí, es una enemiga terrible.

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