domingo, 12 de julio de 2009

Vampiria 2 Capitulo 2

Salí de ese lugar y seguí mi camino a marchas forzadas, se me había hecho tarde. Conseguí llegar a tiempo, y sin más demora me puse a trabajar.
- Buenos días, Kira - me saludó Naru, una de mis compañeras del trabajo.
Naru es una mujer muy guapa de 24 años, con la piel morena y suave, ojos marrones oscuros, y el pelo largo y castaño, enroscado en una coleta para que no la estorbase al trabajar.
- Hola - la respondí.
- No tienes buen aspecto esta mañana, pero sigues estando igual de bueno - intervino Tina, otra compañera del curro, bastante mal hablada y algo fresca.
Tina también tiene 24 años, y le va el rollo gótico. Tiene la piel pálida, aunque ella la palidece aún más poniéndose maquillaje, el pelo teñido de color negro azabache, y está muy obsesionada por el sexo masculino.
- Buenos días a ti también - la respondí obviando sus comentarios.

Tras saludarnos empezamos a trabajar, barriendo el suelo, limpiando las mesas, atendiendo a los pocos clientes que se acercan a horas tan tempranas, etc. A mediodía el local se llenó de personas, y cuando tuvimos un momento de respiro comimos algo para reponer fuerzas. En ese descanso cogí el periódico y lo leí para evadirme durante un rato del trabajo. Pasaba sin apenas observar los reportajes que venían, hasta que vi uno que me impactó.

"Una mujer ha aparecido muerta en el cementerio de la ciudad a causa de una fuerte hemorragia en el cuello. En dicha parte del cuerpo había dos pequeñas marcas, similares a un mordisco. Este suceso no es el primero con estas características, ya que hace 10 años hubo varias muertes por las mismas causas. En su momento se pensó que podía ser obra de vampiros, esas criaturas que se alimentan de la sangre humana, pero se descartó, ya que son seres mitológicos, y se barajó la posibilidad de ser un asesino en serie con esa peculiaridad. Las muertes de hace 10 años dejaron de ocurrir de repente, sin que la policía descubriese al culpable. Se tuvo como sospechosa a una chica joven, y casualmente, en el asesinato de ayer, varios testigos afirman haber distinguido entre la niebla la figura de una mujer en la zona del suceso. La policía de momento no quiere alarmar a la población ante la posibilidad de un asesino en serie, y mantiene la postura de que habrá sido algún animal salvaje que se ha acercado a la ciudad de las montañas, algún lobo o algo parecido."

Una alegría muy grande brotó de mi interior, cabía la posibilidad de que ella haya vuelto a la vida, y debía convencerla de que dejara de matar a más gente y se quedara conmigo para el resto de nuestras vidas. Tras leer el artículo volví al trabajo, y las horas se me pasaban volando, esperando el momento de ir al cementerio y volverla a ver.

Llegaron las 9 de la noche, la hora de cerrar, Naru se había marchado y solo quedábamos Tina y yo para cerrar. Limpiamos todo el suelo y recogimos los utensilios de trabajo, apagamos las luces, y salimos por la puerta trasera para poder cerrar todo correctamente. La puerta daba a un callejón estrecho y oscuro, sobre todo al anochecer, levemente alumbrada por la luz de emergencia que había en la parte superior de la puerta. Cerré con llave, comprobando que quedase bien trancada. Al girarme, Tina se abalanzó sobre mí, rodeándome con sus brazos y empujándome contra la pared. Comenzó a besarme el cuello, y después en la boca, apasionadamente.
- ¿Pero qué haces? - conseguí preguntar cuando me dejó libre la boca.
- Hacía tiempo que quería montármelo contigo, no sabes las ganas que tenía de quedarnos tú y yo a solas. Tú déjate llevar, te haré disfrutar como nunca.

Volvió a besarme en la boca, jugueteando con su lengua dentro de mi boca, entrelazándola con la mía, sin dejar de moverla, inquieta. Yo intenté relajarme, olvidarme de mis preocupaciones, y dejar que Tina hiciera lo que tenía pensado. Ella me desabrochó la camisa mientras seguía besándome el cuello, y sus manos fueron descendiendo hasta llegar a mis pantalones, intentando desabrocharlos apresuradamente. Cerré los ojos y dejé la mente en blanco. Poco a poco empezaron a surgir imágenes borrosas en mi mente, no era capaz de distinguir nada. De repente, esos ojos rojos que tanto echaba de menos aparecieron, clavados fijamente en mí, observando furiosos lo que estaba sucediendo. Yo me sobresalté, abriendo los ojos y alejándome de Tina, que estaba arrodillada ante mí, y yo tenía los pantalones totalmente bajados.
- Estate quieta, por favor, esto que estamos haciendo no está bien.
- ¿Qué te pasa, no te gusta cómo te lo estoy haciendo?
- No es eso. Por favor, vete a casa.
- Hasta ahora nadie me había rechazado, maldito desgraciado, yo siempre consigo lo que quiero con los hombres, nadie me deja a medias. Seguro que eres un marica de mierda, un gay al que le va que le den bien.
- Puedes pensar lo que quieras, ahora vete y déjame tranquilo.

Me subí los pantalones, y poco a poco me alejé de ella.
- Nadie me dice lo que tengo que hacer, y esto todavía no ha acabado, no quedará así.
Tina me agarró por la espalda, me gire y me dio un guantazo con todas sus fuerzas, haciendo que la mejilla izquierda me sangrara, ya que tenía en el dedo un anillo. Me toque la cara, y me acerqué la mano a los ojos para ver cuanto me sangraba la herida.
- Espero que con esto ya estés satisfecha y me perdones.
- No, esto no es suficiente. Te seguiré dando tortas hasta que me canse, y haré de tu vida un infierno. Lamentarás este día toda tu vida. Un mierda como tú no podrá encontrar a una chica a la que amar, haré lo que esté en mi mano para que no lo consigas.

Volvió a alzar su mano, y cuando se disponía a golpearme nuevamente más furiosa que antes, la detuve el golpe agarrándola fuertemente la muñeca.
- Pero qué haces, maldito imbécil, suéltame el brazo - gritaba mientras intentaba soltarse.
No respondí nada, estaba totalmente mudo. Alcé mi mirada hasta que la cruce con la suya, y vi su cara de espanto, aterrorizada de lo que estaba viendo. En sus pupilas vi que mis ojos se habían vuelto de un color azul muy claro y siniestro, que parecía que brillaba con luz propia. Estaba cegado por la ira tras oír sus palabras, hacía mucho tiempo que no estaba tan enfadado, casi no podía razonar.

- ¡Qué sabrás tú de mi vida, zorra de mierda. No sabes lo que ha sucedido en mi vida ni las penurias que he pasado en estos diez últimos años. No sabes lo que he llegado a amar, ni lo que he perdido, no sabes nada! - grité furioso, intentando controlar mis sentimientos para no matarla.

Tras gritarla, conseguí calmarme casi por completo. Mis ojos dejaron de resplandecer y la solté la muñeca. Ella se la acarició suavemente, y sin mediar palabra, seguramente por el miedo a que se volviera a repetir esa situación, se marchó. Yo me quedé un rato en el mismo lugar en el que me encontraba, recapacitando sobre lo que había sucedido. Mis instintos y sentimientos se habían apoderado de mí por primera vez, jamás me había pasado anteriormente. Una gran fuerza brotó de mi ser, tanta que apenas fui capaz de controlarla. Un poco más de tiempo en ese estado y la habría matado sin dudar ni un instante. ¿Ésta era la verdadera fuerza de los cazadores?¿Es tal que ni siquiera nosotros podemos controlarla?

CONTINUARÁ

3 comentarios:

  1. ¿y decias que no sabes escribir? venga hombre... estas historias vampirescas yo seria incapaz... me ha gustado el final con ese par de interrogantes muy bien puestos!!

    cuantas partes nos vas a regalar?? xD

    ResponderEliminar
  2. pues no se, en si, la historia escrita no esta dividida en ningun capitulo, es toda seguida, aqui lo voy apañando eso, jeje
    no escribo tan bien, exageras, jaja

    aber cuando va el siguiente

    un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Me encantan los vampiros!! un texto muy interesante, no tardes mucho en escribir la siguiente parte que me tienes en vilo !!


    besicos desde el mediterráneo;)

    ResponderEliminar