sábado, 17 de diciembre de 2016

Los ciclistas (2ª parte)

Hace no mucho tiempo hice una entrada en el blog comentando mi opinión respecto a ciclistas y motoristas, principalmente por la constante campaña de respeto hacia ellos, pero que en ningún caso es recíproca de ellos hacia los conductores de automóviles, y para comentar esto no hay nada mejor que un par de ejemplos que me han ocurrido recientemente.

El primero, tal vez el más suave de los dos, fue en una rotonda, y en los carriles para incorporarme a la misma me encontraba en el derecho. Estaba mirando la circulación para encontrar el momento oportuno para acceder a la rotonda, por lo que como es normal mi vista se fijaba hacia mi izquierda. Por fin surgió la ocasión de incorporarme a la rotonda, y justo cuando iba a hacerlo una moto se metió de golpe por mi lado derecho, lo que me obligó a frenar en seco. Considero el caso suave ya que aparte de evitar cualquier golpe supongo que debí prestar más atención, aunque "en teoría" nadie debía aparecer por mi lado derecho, ya que no había más carriles, pero bueno.

El segundo caso fue con un ciclista. Estaba en una calle estrecha en la que había algo de tráfico, por lo que a ratos estaba parado sin moverme. Por el espejo derecho vi un ciclista un tramo hacía atrás, pero no le presté mayor importancia. Pocos segundos después veo al ciclista pasar al lado de mi coche, por donde apenas había espacio ya que como comentaba la calle era bastante estrecha, y golpea con mi espejo retrovisor, doblándolo hacia atrás y aparentemente roto. El hombre en cuestión se me quedó mirando, hizo un gesto pidiendo perdón y siguió como si nada hubiera pasado, y yo mirando entre alucinado y de mala ostia. En ese instante no podía parar y salir del coche a mirar que le había pasado exactamente al espejo, por lo que tuve que avanzar un poco más en la calle y parar en un vado para ver que le había hecho, todo esto ya sin el ciclista que había desaparecido tan rápido como apareció. Así de primeras me parecía estar roto, ya que intentaba colocarlo en su posición original y no pude hacerlo, así que todo el trayecto hasta que pude regresar a mi casa tuve que hacerlo prescindiendo de él. Ya con el coche aparcado y más tranquilo, y con ayuda, tras un buen rato intentándolo conseguimos colocar el espejo en su posición, sin saber si alguna pieza esta rota por dentro, pero así tendrá que quedar por ahora. Por suerte se ha podido arreglar, o al menos apañar, pero si llega a rompérmelo y tengo que poner otro nuevo, ¿quien lo hubiera pagado? El ciclista desde luego no, ya que se marchó al instante.

Es evidente que en ambas partes habrá gente que no respete las normas, tanto ciclistas como conductores, pero al contrario que los segundos, los primeros están constantemente con campañas donde piden respeto hacia ellos, y yo otra cosa no se, pero siempre he respetado a los ciclistas, guardando distancias y todo lo que veo oportuno para que no haya ningún tipo de riesgo para ellos, pero ellos por su parte se creen que son los reyes de la carretera (no todos) que pueden ir por donde quieran, a pesar de que precisamente ellos son los que están más expuestos a ocurrirles algo grave, ya que a mi yendo en un coche dudo que me ocurra nada físicamente al golpearme con un ciclista.

Así que con esto reitero lo dicho, dar el respeto que pedís con tantas campañas y demás parafernalia, toda totalmente justificada mientras cumpláis con vuestra parte también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario